10/6/08

La primera historieta de Superman

El pasado 8 junio Superman cumplió 70 años y a mí se me ocurrió volver a hojear estas páginas.



Ésta fue, en efecto, la primera historieta de Superman (perdón, Supermán) que leí. "Las nuevas vidas de Supermán" era su título, y fue editada en castellano por Editorial Novaro con fecha de 30 de julio de 1975. Como era costumbre de la casa los autores no estaban acreditados, aunque en ejemplares posteriores que todavía conservo -de 1977 en concreto- sí aparecen los nombres del guionista y del dibujante al menos.
El relato arranca con una situación típica: el Hombre de Acero se ha encontrado un extraño recipiente que contiene "una sustancia de terribles efectos" y sin perder ni un minuto acude hasta el cuartel secreto más cercano (para él evidentemente no es secreto) para entregarlo a las autoridades militares. A renglón seguido dichas autoridades se dedicarán a experimentar con la dichosa sustancia para averiguar cuáles son sus componentes, y pese a lo arriesgado del asunto no se les ocurre otra cosa que invitar a la prensa cuando están en medio de una de esas pruebas científicas. Como no podía ser de otra manera se produce un accidente en plena demostración y Clark Kent se queda ciego (o eso quiere hacer creer a sus congéneres). Debido a su nueva condición ya no puede ser periodista, así que cambia de identidad secreta y busca nuevos empleos: primero de mayordomo (con bigote), y más adelante como locutor de radio (con monóculo) en Londres.
No acaba ahí la cosa, pero los capítulos siguientes van por los mismos derroteros. Todo muy surrealista, con un tono a medio camino entre la comedia y la historieta de aventuras; planteado, desarrollado y concluido en un suspiro, sin dar casi tiempo al lector a asimilar la enorme cantidad de acontecimientos que se van sucediendo. Otros ya lo han explicado mejor que yo, pero el aroma de estos viejos tebeos es en cierto modo indescriptible, muy ingenuo, muy agradable. Estoy deseando que la edición completa de Action Comics que tiene entre manos Planeta llegue a la década de los cincuenta, puede ser bien bonito.
¡Ah! y de complemento Tomás Mañana.

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