En el suplemento Domingo de El País perteneciente al pasado 1 de junio apareció un pequeño artículo de Enric González dedicado a Manolo Vázquez, el creador de, entre otros muchos, "La abuelita Paz" o "Anacleto, agente secreto". No es la primera vez que González dedicada su sección a un dibujante de historietas; no hace mucho describió las virtudes de Bill Watterson, por ejemplo. Sin embargo en esta ocasión lo hizo de un modo diferente, de un modo más personal, básicamente porque Vázquez forma parte de sus lecturas de infancia, y eso marca, y mucho, y también porque su padre (el de Enric González, me refiero) trabajó en la editorial Bruguera. Como no podía ser de otra manera, en dicho artículo se comentaban algunas de las leyendas sobre el gran dibujante madrileño, desde su relación con los acreedores hasta alguno de los negocios que montó, mitos y rumores que nos presentan a un Vázquez pícaro, caradura y aprovechado, el mismo que protagonizaba aquellas divertidísimas "Historias del Tio Vázquez" o que vivía en lo más alto de "13 Rue del Percebe". Las anécdotas sobre este vividor darían para mucho si alguien se atreviera a glosarlas.
En 2005 apareció bajo el paraguas de Sins Entido un interesante librito de Enrique Martínez Peñaranda sobre la carrera de Vázquez, incluyendo pequeñas reproducciones de sus primeros trabajos. Son recientes también los trabajos de Antoni Guiral alrededor de la Escuela Bruguera (me gusta mucho esa denominación de origen, aunque toda generalización sea incorrecta) en los que se incluye un certero análisis de la figura y el genio de dicho historietista. Aproximaciones muy interesantes que apuntan lo que podría ser una gran biografía. Me encantaría que del mismo modo que Pierre Assouline se atrevió con un mito como Hergé, o David Michaelis con un referente como Charles Schulz (¿se publicará algún día en castellano?), alguno de nuestros historiadores se acercara con paciencia y tino al padre de las Hermanas Gilda.
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